Antes de la fundación de Treviño ya existía un castillo que seguramente fue erigido en 1076, cuando el rey Alfonso VI incorporó Álava al Reino de Castilla. Enclavado en plena frontera, fue muy disputado y ya en el siglo XII estaba en manos del reino de Navarra. Precisamente fue el rey navarro Sancho VI el sabio quien fundó la villa de Treviño en 1151. Cuarenta y ocho años más tarde, Alfonso VIII la incorporó definitivamente a Castilla, y en 1254 otro rey castellano, Alfonso X, le otorgó su importante fuero. Estas reales prerrogativas y su estratégica situación en el cruce de tres caminos -incluso de este hecho puede derivar el topónimo de Treviño- incrementaron su influencia como nudo comercial y favorecieron el asentamiento, entre otras minorías, de una floreciente comunidad judía. De su rica historia se conserva una profunda huella en la arquitectura popular, con numerosas casonas blasonadas, entre las que destaca la que en su día fue palacio de los Manrique de Lara, edificio del siglo XVI que actualmente es sede del Ayuntamiento de Condado de Treviño.